Saturday, August 04, 2012

LA ENTREVISTA

Tan pronto el Generalísimo Trujillo descendió a los infiernos pidió una entrevista urgente con el Diablo. A los siete años le recibió él, en un salón pequeño, escasamente iluminado que olía a plástico quemado, azufre y naftalina. - Han sido años difíciles, generalísimo. Revueltas estudiantiles, guerrillas, invasiones. Perdone la tardanza. - No aprendí a perdonar. Lo pasaré por alto. ¿Puedo saber qué otras cosas le mantenían tan ocupado? -Estuve haciendo una maestría en terrorismo internacional, en una universidad de Boston. El terrorismo dominará el mundo en el futuro cercano. Tengo que estar preparado. Mire en esa pared mi diploma. -No me interesan los diplomas. - Pues a mí los dictadores me interesan menos. Son ególatras, absolutistas, megalómanos y pobres imitadores de Luis XIV. Prefiero tratar con terroristas. Son material inflamable y es mucho más fácil manipularlos. Pero dígame, ¿qué se le ofrece? - Odio la podredumbre en que me encuentro. No me siento cómodo aquí, Satanás. - No me insulte con ese epíteto de Satanás. Mantenga su distancia. - El lugar al que me han asignado es inmundo y bochornoso. Me han puesto junto a los asesinos pasionales. - Hubiera querido enviarle al último de los infiernos, pero los trabajos son carísimos e interminables y hemos debido suspender los contratos de ampliación y remodelación del infierno. - ¿Puedo saber por qué? - Lo mismo de siempre. Corrupción. Eso es lo que encarece todo. - ¿Permite usted corrupción en el infierno? - No. Aquí la administración es rigurosa. Es mi mujer la que se ocupa. Créame, nadie quiere tener problemas con ella. - ¿Quiere decir que si las mujeres administraran el Estado habría menos corrupción? - Sí. Y menos guerras. Pero no me interesa que las mujeres gobiernen el mundo. Es preferible mantenerlas ocupadas en otros asuntos. - ¿Quehaceres domésticos? - Sí, también, pero es bueno que ellas se ocupen del arte, la poesía, la música y la ecología. Cosas así. - En mi gobierno las mujeres que trataban de entrar en política eran eliminadas. La mujer en el poder es muy peligrosa. - Generalísimo Trujillo, yo jamás perdono el asesinato de mujeres. Lo que usted hizo a las hermanas Mirabal fue demasiado. Vuelva al lugar bochornoso e infame de donde le sacaron y no se atreva a regresar por aquí, ni a solicitar traslados. ¡Fuera de mi vista! ¡Fuera de mi vista! - ¡Uf! Hasta el Diablo mismo detesta a los asesinos de mujeres. ¡Qué barbaridad, Dios mío! Fernando Ureña Rib

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