Saturday, August 04, 2012

EL POLVO DE LA TIERRA

EL POLVO DE LA TIERRA
“Y creó Dios al hombre del polvo de la tierra”. Génesis 2:7 “Los fósiles más antiguos de Homo sapiens tienen una antigüedad de casi 200.000 años13 y proceden del sur de Etiopía (formación Kibish del río Omo), considerada como la cuna de la humanidad (véase Hombres de Kibish). A estos restos fósiles siguen en antigüedad los de Homo sapiens idaltu, con unos 160.000 años.” Wickipedia "All we are is dust in the wind." Eric Benet. Kansas
No sabemos todo lo que ocurrió ayer. Ni lo que pasó hace una hora. Tampoco sabemos lo que está pasando ahora mismo, en nuestros propios cuerpos. Imaginamos, creemos, suponemos, tenemos fe o dudamos. Y no sabemos muchas cosas porque tanto la realidad como el universo son infinitos. La mente humana solo es capaz de percibir, analizar y asimilar una minúscula y brevísima porción de la realidad. Lo primero que deberíamos admitir es que somos ignorantes. Solo dos cosas podemos afirmar con certeza absoluta. Por eso es más sabio cuestionar, dudar, preguntar. No importa si lo dice la Biblia o si Wickipedia. La Biblia afirma que el hombre está creado de dos cosas: El polvo de la tierra y el aliento de vida. Es un libro religioso. Si fuera científico habría hecho toda una nomenclatura de sus elementos esenciales, potasio, hierro, magnesio, cobre, sales minerales, H2O, biomoléculas, tejidos, órganos etc. Tendríamos que leernos no menos de diez mil volúmenes de la Enciclopedia Británica para empezar a entender los diferentes sistemas, hormonales, nerviosos, respiratorios, circulatorios y endocrinos. En resumidas cuentas, todos esos elementos nos llegan a una verdad irrefutable, a una conclusión que confirmamos cuando sobreviene la muerte: Somos y estamos hechos de polvo, de tierra. Claro, algunos se imaginan que Dios hizo un muñeco de barro. Pero esa es su imaginación, o su fe. Tan válida como la mía o la de usted. El otro elemento de que está hecho el hombre, de acuerdo a la Biblia es el “aliento de vida”. El verbo hebreo antiguo utilizado era “ruah” y está relacionado con la respiración. Algunas personas mueren cerebralmente y se les mantiene “vivas” artificialmente con aparatos de respiración. Cuando se pierde ese “aliento” morimos y no hay nada que pueda restablecerlo. Yo soy un hombre creyente. Los evolucionistas y científicos, también lo son. Para creer que un proceso tal, ocurrió de una manera tal, hace un millón o 200 mil años, se requiere de un enorme esfuerzo de imaginación, es decir, de un acto de fe. Mi idea de la creación es muy diferente a aquella que pinta la Biblia, con sus palabras elementales y precisas. También es muy diferente a la de esos científicos arrogantes que se creen que se la saben todas y son en realidad, como usted y como yo, ignorantes. Hay solo dos cosas que sabemos con certeza absoluta: Que habremos de morir y… que (como dice la Biblia) provenimos de un polvo. Fernando Ureña Rib

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